En tercer lugar, la uniformidad doctrinal con el patrón ya poseído en el Antiguo Testamento y en la enseñanza de los apóstoles era un requerimiento útil que le permitía a la iglesia desenmascarar y repudiar los escritos heréticos tales como los de los gnósticos, y también muchos de los apócrifos. H. E. W. Turner nota que podría surgir cierto conflicto a raíz de la aplicación de estos criterios. Un libro podría ser ampliamente recibido y apreciado y aun así resultar no ser apostólico. Esto es lo que
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